Hasta
hace poco era sencillo: "El vino tinto con carne y el blanco
con pescado" Pero, ahora los sumilleres nos dicen que hay que
considerar la variedad de uva del vino y la forma en que se ha cocinado
el plato. Puede que a muchas personas, tener que escoger el vino
para una comida, no les seduzca y no es de extrañar. Si a
esto además, le añadimos que cada vez hay más
bodegas y más marcas en el mercado, escoger el vino adecuado
puede resultar una tarea complicada.
.A la hora de
escoger un vino, el tipo de plato puede ser importante, pero la
forma en la que ha sido cocinado es lo que debe determinar que nuestra
elección tome un rumbo u otro. El segundo aspecto es la variedad
de la uva.
CARNES
Para las carnes
rojas, vino tinto. Esta es una cuestión, sobre la que no
hay dudas. Pero ¿qué vino tinto escoger ? Un entrecot,
un chuletón, un solomillo ( de buey) sin más adorno,
que una sencilla guarnición, es la gran oportunidad para
abrir cualquiera de los grandes vinos tintos crianza o reserva que
hay en el mercado. Puede ser de Rioja, Ribera del Duero, Priorato,
Somontano, Penedès. Aquí no se busca tanto un tipo
de variedad de uva como que sea un vino bien elaborado, robusto,
potente y con concentración.
Si va a tomar
cordero al horno, ligeramente especiado utilice un tinto (tempranillo,
garnacha, cabernet) con una crianza en barrica prolongada. Los aromas
de fondos especiados de estos vinos, le va muy bien a este plato.
POLLO
El pollo es una
carne neutra que nos permite diferentes tipos de vino. Si lo prepara
con un sofrito de tomate, cebolla y plantas aromáticas escogeríamos
un vino tinto estructurado pero no demasiado robusto. Nos decantaríamos
por un tempranillo, preferiblemente un semicrianza, buscando una
ligera carnosidad y un tanino frutal y agradable.
Si este pollo,
lo sirve con salsa de trufas y acompañado de champiñones
y patatitas asadas, nos iríamos a un vino con más
cuerpo. Nos atreveríamos con un reserva de cabernet sauvignon
o con un merlot.
PESCADO
El pescado no
requiere automáticamente un vino blanco. Un tinto puede ser
adecuado si servimos un salmón con champiñones. Un
bonito encebollado con pimientos y tomate puede servirse con un
rosado. Pero tanto al marisco como a los pescados blancos lo que
mejor les sienta es un blanco. Además de considerar la variedad
de la uva, tendremos en cuenta si es más conveniente un joven
o un blanco fermentado en barrica.
PASTA
En los platos
de pasta, la salsa lo es todo. Con unos spaguetti con salsa boloñesa
tomaremos un tinto joven o con una crianza de 3/4 meses en barrica.
Si se trata de un plato de pasta con fondo de tomate y verduras
podemos seguir con un tinto joven o tomar un rosado. Si no lleva
más que mozarella, orégano y aceite de oliva, un rosado
es lo que mejor le va. Sin embargo, escogeríamos un blanco
con crianza para unos spaguetti al pesto.
Si tomamos pasta fresca al huevo y la servimos con una salsa cremosa, - mantequilla, nata, y parmesano- que es lo que lleva la receta de los fettuchines Alfredo, seguiríamos con un blanco. Tal vez muchos, se decantarían por un blanco con crianza, nosostros preferimos, un blanco de las variedades chardonnay, xare-lo (pansa blanca) y garnacha blanca.
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